Saturday, August 30, 2008

El único e irrepetible Dream Team

Portada de Sports Illustrated del 18 de enero de 1991

El domingo vi la retransmisión de la disputada final olímpica de básquet entre Estados Unidos y España. Predeciblemente, aunque sufriendo más de la cuenta, los norteamericanos se hicieron con el oro (en medio de acusaciones de favoritismo arbitral) y pusieron fin a su sequía de ocho años sin títulos. Ahora que los inventores del juego tienen que esforzarse para conseguir lauros, resulta imposible no añorar al Dream Team original, aquel que arrasó ("compitió" no sería un verbo exacto) en Barcelona 92. No sólo ha sido la mejor escuadra de baloncesto de todos los tiempos, sino la más brillante selección jamás armada en cualquier deporte colectivo. Un verdadero equipo de ensueño.

Tuve la suerte de ver jugar a esa pléyade de estrellas. Tenía apenas once años durante dichas olimpiadas, pero mi primo Alex López ("Gigio", para los amigos) grabó todos los partidos del Dream Team en cassettes de VHS y nos deleitamos repetidamente con su magia a lo largo de la década, hasta que las cintas se enmohecieron (ahora nos queda el consuelo de YouTube, ojalá alguien se anime a editar en DVD o Blue Ray tan recordada performance). Al igual que millones de personas alrededor del mundo, gracias al equipo soñado me aficioné al básquetbol y comencé a seguir la NBA con fruición, sobre todo mientras duró la época dorada de los inconmensurables Chicago Bulls.

La génesis del Dream Team se remonta a 1989, cuando el COI permitió que Estados Unidos presentara por primera vez una selección de básquet compuesta por profesionales (y no amateurs, como se estilaba hasta entonces). La NBA tenía entonces a su generación más talentosa, nunca antes una presea dorada anunciaba a su ganador con tanta anticipación. Pero surgieron algunos inconvenientes y la elección de la plantilla no estuvo exenta de polémica. Se dijo que Michael Jordan condicionó su presencia a que Isaiah Thomas no fuera convocado, los dolores crónicos de espalda de Larry Bird ponían en duda su participación y "Magic" Johnson fue diagnosticado como portador del virus HIV. Parecía que los dioses conspiraban contra sus émulos.

Pero nada podía impedir que el sueño se materializara y USA Basketball dio a conocer su lista de doce seleccionados, diez de los cuales serían considerados luego entre los cincuenta mejores jugadores de la historia de la NBA. Tras superar el trámite eliminatorio de Portland y con sólo un partido adicional de preparación, la irrepetible constelación se dispuso a maravillar a todo el orbe. Desde su arribo a la capital catalana, el Dream Team dejó claro que no era muy de este mundo. Los astros se negaron a hospedarse en la villa olímpica junto con el resto de atletas y eligieron instalarse en el hotel más lujoso de la ciudad acompañados por sus familiares. Sin duda, eran la atracción principal de los juegos y los medios cubrieron aparatosamente sus dos únicos entrenamientos.

Ya en competencia, el Dream Team pasó por encima a todos sus oponentes, quienes aceptaban resignados y hasta sonrientes las canasteadas que les iban propinando sus ídolos (y luego les pedían autógrafos y que se tomaran fotos con ellos). Además, el lujo y la fantasía que desplegaron los estadounidenses no habían sido vistos hasta entonces en el baloncesto internacional. El equipo de ensueño ganó contundentamente sus ocho encuentros con una diferencia promedio de 43.8 puntos sobre sus rivales y sin que su director técnico, el también legendario Chuck Daly, pidiera tiempo una sola vez. Repasemos hombre por hombre, según su número de camiseta, tan inmortal formación.


4. Christian Laettner: El mejor jugador universitario de su tiempo, devino en mediocre al pasar al profesionalismo. Aunque es muy recordado por ese detalle, el entonces estudiante de Duke no desentonó en el Dream Team.

5. David "The Admiral" Robinson: Su habilidad como centro sólo es comparable a su generoso corazón. Siempre defendió a los San Antonio Spurs y, ya veterano, pudo conseguir sus ansiados anillos de campeonato con la llegada de Tim Duncan, con quien formó las Twin Towers.

6. Patrick Ewing: Uno de los hijos predilectos de la Gran Manzana, pese a haber nacido en Jamaica. De demoledor juego interior y medio, este titán lideró a los indesmayables New York Knicks de fines de siglo y llegó a arañar la gloria.

7. Larry Bird: Jugaba tan bien que todavía se bromea que no es blanco sino despigmentado. Letal en los triples y demás tiros largos, tenía también una extraordinaria visión de juego. Ídolo absoluto de los Boston Celtics.

8. Scottie Pippen: Maravilloso jugador que podía jugar de base o alero indistintamente, además utilizaba como nadie el tablero al hacer sus lanzamientos. Los Chicago Bulls no hubieran sido lo mismo sin él.

9. Michael "Air" Jordan: El más grande de todos, versátil y capaz de decidir juegos él solo, siempre tomaba el último tiro y usualmente lo embocaba. Fue el principal culpable que muchos de sus contemporáneos no lograran ganar campeonatos.

10. Clyde "The Glide" Drexler: Otro genial escolta y espectacular finalizador de jugadas. Son inolvidables sus duelos con His Airness en los concursos de volcadas de los ochenta. En ese momento paseaba su talento por los Portland Trail Blazers.

11. Karl "The Mailman" Malone: El segundo máximo anotador en la historia de la NBA y el delantero de poder más inteligente, fuerte y hábil que ha existido. Formaba una pareja letal con John Stockton.

12. John Stockton: El mejor base armador de todos los tiempos, su récord de robos y asistencias todavía sigue vigente. Su carrera duró diecinueve temporadas, siempre fiel a su Utah Jazz.

13. Chris Mullin: Un tirador puro, de esos que ya no se ven con frecuencia. Podía lanzar con ambas manos y dejaba todo en la cancha. Jugaba en los Golden State Warriors, club donde ahora se desempeña de gerente general.

14. "Sir" Charles Barkley: Rudísimo dentro de la cancha y controversial fuera de ella, era el arquetipo del ala pívot. Su carácter intimidante y su mordaz sentido del humor hasta ahora dan que hablar. Entonces la rompía en los Phoenix Suns.

15. Earvin "Magic" Johnson: Magia pura, de no existir Jordan, él hubiera sido el mejor de la historia. El más carismático de la delegación, el de Los Angeles Lakers era ovacionado cada vez que entraba a la cancha. Hoy es todo un ejemplo de vida.

Jorge Luis Gutiérrez Torres


Saturday, August 09, 2008

Feria del Libro

Ocurre a veces que en las ferias de libros hay todo menos libros. La idea es provocar la mayor atención de un público cada vez más distraído y aburrible. Por eso es muy celebrado el bullicio y los suvenires. No importa que se lea o no. Ese siempre es asunto privado (o reducidamente colectivo). Y también pasa que una feria del libro es el ambiente propicio para que afloren cantautores nacionales en concurridas sesiones de firma de libros biográficos, de títulos que recuerdan las causas nobles de los best seller de autoayuda, y que además –no podía ser mejor el pack- vienen con el disco en versión acústica de sus últimas acometidas.

Le preguntan al cantautor nacional cómo así su nueva afición por las letras. Dentro de todo, nos explica después el periodista que también dice ser escritor, el cantautor es un artesano del lenguaje, o poco más o menos, por lo que el tránsito entre un registro y otro es natural e inevitable. Ya encontrando alguna palabra que le ayude con la valla de la página-mente en blanco, el cantautor reconoce que él es un aprendiz de escritor, pero que “está investigando más sobre los libros”.

Ello me hizo imaginar en qué tramo de la investigación pueda encontrarse. Quizá sepa -o esté muy próximo a saberlo- de qué están hechos los libros, cómo se imprimen y encuadernan. Quizá ahora distinga las carátulas de las cubiertas y de las portadas. Quizá prefiera las tonalidades mate y esté triste porque hay algunos extensos, gordos, muy poco saludables, en los que no asoma ni una sola ilustración y todo es cansado tipo monocorde. Quizá ya sea de su conocimiento, como la tribu aborigen que cuenta Denegri, que los libros se abren y se cierran en dos enérgicos como simultáneos movimientos de manos y muñecas; que, como Chespirito, son útiles para nivelar las mesas o acabar con un arácnido; o que, como dicen de Atahualpa, sean aptos para estrellarse aparatosamente contra el suelo.

Si hay suerte, mucha mala suerte, también puede descubrir que sirven para ser leídos.


Abraham García Chávarri
BlogsPeru.com