Monday, February 23, 2009

They put a smile on my face: Heath Ledger ganó el Oscar

Exactamente a trece meses de su muerte, anoche Heath Ledger ganó merecidamente el Oscar como mejor actor de reparto por su sobresaliente performance como el Joker en "The Dark Knight". Al margen de éste y otra veintena de reconocimientos (también obtuvo el Golden Globe y el BAFTA, nada menos), el malogrado histrión ha entrado en la historia del cine por varios motivos. Es el segundo actor en conseguir un Oscar de manera póstuma (el primero fue su compatriota Peter Finch en 1976), logró que por fin la Academia premiara un rol basado en un personaje de historieta, y (lo más importante) marcó un nuevo hito sobre cómo interpretar a un villano en la gran pantalla. Nada mal para alguien que carecía de formación actoral tradicional.

Recuerdo cuando me enteré que Ledger personificaría al archienemigo de Batman. La idea no me entusiasmó demasiado y pensé que el australiano no iba a dar la talla ante tamaño desafío, sobre todo por el tremendo precedente impuesto por Jack Nicholson en 1989. Luego vino su inesperado deceso y su consiguente sobreexposición mediática, pero también los rumores de que su trabajo era más que brillante, lo cual fue corroborado por sus compañeros de rodaje y los críticos que asistieron a los preestrenos de la cinta. Para cuando su nominación al Oscar estaba cantada, yo ya esperaba ansioso el estreno del film. Al igual que a millones de mortales, la película de Christopher Nolan me pareció extraordinaria y la actuación de Ledger me encandiló. Veamos cómo Heath construyó su inolvidable caracterización, según lo expuso en sus últimas entrevistas.

Advertido por su director de que no se molestara en copiar el trabajo del gran Jack, Ledger se encerró durante un mes en la habitación de un hotel para crear su versión del payaso siniestro. La producción le facilitó "The Killing Joke" para que tuviera un punto de partida y Heath tuvo que leerla, pese a que nunca le gustaron los comics. Citó además a Alex DeLarge y a Sid Vicious como influjos primarios para la construcción del rol. Le obsesionaba crear una voz, una risa y un lenguaje corporal propios e inconfundibles (y vaya que lo logró). Pero la ardua brega de meterse en la piel del personaje le puso mucha presión encima y acentuó sus problemas de stress e insomnio y su dependencia hacia los fármacos, lo que a la larga le causaría la muerte. Resulta paradójico que el papel que lo llevaría a la inmortalidad terminara matándolo.

Pero, como diría Neil Young, it's better to burn out than to fade away. El Joker de Heath Ledger ya se aseguró una plaza en la galería de villanos memorables de la historia del cine, junto a Norman Bates, HAL 9000 y Hannibal Lecter. Tan aterrador como fascinante, y trascendiendo su grotesca y festiva aura original, este bufón demente sólo desea ver arder al mundo (en palabras de Alfred Pennyworth), sin chiste de por medio. Su deformidad, adicción al caos y siniestro afán lúdico no tienen parangón y lo han hecho calar hondo en el imaginario popular. Al permanente citado de sus frases, la ropa conmemorativa y la proliferación de clubes de fans reales y virtuales, se les suma un grupo de Flickr donde los usuarios suben sus fotos con una carta dirigida al artista, un canal de YouTube y hasta "The Ultimate Joker", site australiano donde más de treinta mil firmantes solicitan a la Warner que nadie vuelva a encarnar al Joker en la pantalla grande, ya que parten de la premisa de que nadie lo hará mejor que su coterráneo (y tienen razón).

Es una lástima que "The Dark Knight" no obtuviera más nominaciones (merecía competir en las categorías de mejor película, mejor director y mejor guión adaptado), pero why so serious? Como dijo Kevin Kline en la premiación, Heath Ledger nos ha dejado un legado original y perdurable, pocas veces un Oscar tan mediático fue tan merecido.




Jorge Luis Gutiérrez Torres
BlogsPeru.com