Saturday, July 19, 2008

Los Sopranos a secas


¿Qué puede convertir a una serie de televisión en la mejor serie de la historia? ¿Es posible colocar a una sola serie por encima de cuanto se haya hecho en casi setenta años de televisión? Definitivamente, es casi imposible contar con un pleno consenso y arribar a una decisión tal, que no genere los siempre necesarios detractores, y las opiniones disconformes. El debate es inherente en el ser humano, y a Dios gracias es así, si no que aburridos estaríamos. Es como en la vieja frase, que mi viejo querido usa a cada rato, “para gustos y colores, no han escrito los autores”.

Así, muchas veces no hay nada que genere más polémica que los benditos rankings que nos invaden constantemente en los medios de comunicación. ¡Tomemos conocimiento de las 100 mejores películas!, ¡los 100 mejores discos!, ¡los 100 mejores libros!, etc. Me confieso ante todos como un no creyente en los rankings; es más, como un detractor de los mismos. Acaba de salir uno de la FIFA indicando que nuestro campeonato de futbol ocupa el puesto undécimo en relación a las ligas del mundo. Ante tamaña falacia, sobran las palabras.

Sin embargo, para todo hay una excepción. Esa excepción es un dogma de fe señores: la mejor serie de televisión de todos los tiempos es, sin admisión de debate alguno, “Los Sopranos”. Quizás la serie más completa pueda ser aquella que nos brinde todos los posibles géneros, sin que se desnaturalice por supuesto el sentido de la trama que sus autores nos quieren contar; en este caso, historias de -aunque indebidamente llamada- “La Cosa Nostra de New Yersey”. En Los Sopranos encontramos -además de una trama fantástica, extraordinarias actuaciones y una banda sonora de ensueño- un mix de géneros: drama, acción, momentos de comedia y de romance, suspenso, violencia, etc. A David Chase, su creador, debe construírsele un monumento.

Los Sopranos es la exitosísima serie de la cadena de televisión HBO que revolucionó la televisión mundial, convirtiéndose rápidamente en la serie de una cadena de cable más importante de todos los tiempos. La revolución se dio en el mismo formato de la serie, y en su dirección fotográfica propia de una película. Acá no admito, señores, discusión alguna. Es la mejor serie de televisión que se ha hecho.

Personajes extraordinarios que se han convertido en verdaderos referentes de nuestros tiempos, dentro del denominado como “género de gángsters”, en el mismo nivel de “El Padrino” y “Buenos Muchachos”. Cómo poder olvidar los clásicos personajes de Tony y Carmela Soprano (interpretados magistralmente por James Gandolfini y Edie Falco), Paulie Gualtieri (Tony Sirico, un ex-convicto en la vida real), Silvio Dante (el músico Steve Van Zandt), Corrado “Junior” Soprano (interpretado por Dominic Chianese, el actor que diera vida a Jhonny Ola en El Padrino 2), Christopher Moltisanti (Michael Imperioli, llamado por Tony a sucederlo) y un largo etcétera, puesto que en Los Sopranos no hay personaje que no esté perfecto: Meadow, A.J., Adriana, la Dra. Melfi, Ralph, Janice, Furio, Bobby, “Hesh”, Artie, Patsy, Vito,...

Unas historias alucinantes. Guiones que lo atrapan a uno desde el inicio del capítulo. Y genial dirección (cada episodio es dirigido por un director diferente, no repitiendo nunca el mismo director dos capítulos seguidos. El mismo Steve Buscemi se animó a dirigir un par de capítulos, antes de participar regularmente en la quinta temporada de la serie con el personaje de Tony Blundetto, asesinado por su propio primo).

Escenas memorables como las muertes de muchos de los personajes regulares de la serie a lo largo de las temporadas. Un verdadero fanático de la serie no podrá dejarse de sorprender cuando vuelva a ver las escenas de las muertes de Salvatore “Bis Pussy” Bonpensiero, Adriana La Cerva, Ralph Cifaretto, Vito Spatafore o Bobby “Bacala” Baccalieri (confieso que en esta última casi derramo una lágrima).

La banda sonora de la serie merece un apartado aparte. Desde Frank Sinatra, hasta Rolling Stones, pasando por Elvis Costello, Bob Dylan, The Pretenders, Deep Purple, Ella Fitzgerald, etc. La música de la escena final del último capítulo es impresionante. Nunca una escena final ha generado tanto debate.

En efecto, lamentablemente no tenemos más capítulos de la serie hoy en día. Su creador nos regaló tan sólo seis temporadas (esta última dividida en dos partes). ¿Habrá o no muerto Tony Soprano en la última escena? Creo que sólo David Chase lo sabe. Todo da a entender que así fue. Las pistas que se van dando a lo largo de la última temporada nos llevan a pensar esto. Ahora, si los rumores son ciertos, y tendremos una película en el futuro, no podría concebirse a Los Sopranos sin el Padrino de nuestros tiempos. Tony vive. No nos olvidemos que Carlo Gervasi era un informante del FBI (Tony le dio un puesto más importante al final), y la muerte de Phil Leotardo, aunque negociada, debe traer sus consecuencias. ¡Cómo se extrañó a Johnny Sack como Jefe de la familia de New York! Tony Soprano tiene mucho todavía por mostrar.

No hay duda alguna. Los Sopranos es la mejor serie de televisión de la historia. El que no esté de acuerdo, que haga su ranking.


Hernán Jordán



Friday, July 18, 2008

Batman es la Noche

La mejor de todas las películas basadas en un cómic. Así, sin duda, sin contemplaciones. Una película brutal, descarnada, oscura. Es algo extraño, generalmente, las películas que se estrenan por estas fechas están dirigidas al gran público, son bastante digeribles y básicamente pretenden entretener, y que cuando uno sale del cine se queda contento, relajado, animado. Todo lo contrario sucede con este “Caballero de la Noche”, uno termina la película afectado, estresado, fascinado y conmocionado. No es, pues, sólo una película más de superhéroes, no es sólo un blockbuster, es una pieza alucinante que nos muestra el mejor Batman que hayamos visto, es un thriller de aquellos y que seguramente será considerada dentro de lo mejor de los géneros a los que rinde homenaje.

Para los que somos seguidores del Hombre Murciélago, sabemos que sus temas giran alrededor del miedo y la locura. El miedo fue estupendamente manejado en “Batman Begins” por el eficiente Nolan, pero la locura, y todo lo referente a ella, nos ha sido expuesta en esta genial “Dark Knight” (o “El Caballero de la Noche”, como ha sido adecuadamente traducida).

“El Caballero de la Noche” es para los aficionados de Batman el sueño hecho realidad. Dosis de acción, un tratamiento estupendo y fiel de los personajes que tanto apreciamos, la atmósfera perfecta, y relatado todo desde la visión de un director comprometido con el arte.

La película se inicia con la presentación del Joker, un sujeto dispuesto a todo para lograr sus objetivos y genial en sus estrategias, en una secuencia emocionante y divertida. Posteriormente, vemos cómo se forma la alianza entre tres de los principales personajes de la historia, Batman, Gordon y Dent. El objetivo del trío es la derrota de la mafia de Gotham (rindiendo así un homenaje a “The Long Halloween”), pero el objetivo de este preludio es mostrarnos el idealismo de Harvey Dent, la oscuridad a la que se enfrenta Batman y la vulnerabilidad de Gordon. Y después de este prólogo, vuelve a aparecer el Joker para poner todo de cabeza. Es aquí cuando recién empieza la emoción, donde deja de ser la típica película de superhéroes y donde todo se convierte en un thriller espectacular (nota especial merece la escena del interrogatorio, realmente notable).

Y sin entrar mucho al detalle, creo que es necesario hacer algunas referencias a los personajes y a las interpretaciones:

Primero, Bruce Wayne (Christian Bale). El actor galés es el mejor Wayne de todos hasta la fecha. Me refiero pues al personaje del aparente playboy multimillonario, esa máscara que oculta la verdadera naturaleza del justiciero, y nadie lo ha hecho mejor que en esta película.

Segundo, Batman (también por Bale). Éste es el verdadero protagonista de la cruzada, y el actor cumple con creces en su interpretación. Distante, frío y atemorizante, aunque tal vez el efecto de la voz no haya sido el más feliz (quizá algunos fanáticos extrañamos el papel de Batman como el mejor detective del mundo, pero suponemos que la trama no lo exigía demasiado).

Tercero, Harvey Dent (Aaron Eckhardt). Ciertamente, después de ver la gran decepción que hicieron Schumacher y Jones (una pésima copia del Joker de Nicholson y Burton), ver a un Dent sobrio, ecuánime, anhelante de justicia, idealista, combativo y sin miedo es una cosa que realmente emociona. Ver su caída, justificada como nunca antes (haciendo el paralelo con Bruce Wayne, que perdió a sus padres), es realmente uno de los mayores aciertos del filme. Queda el sinsabor de que no se le pueda aprovechar para próximas entregas, pero el final sombrío de la película ameritaba el triste final de Two Face.

Cuarto, James Gordon (Gary Oldman). En las películas previas, al personaje de Gordon nunca se le dio la importancia que se merecía. Ello ha cambiado en esta entrega, porque Gordon obtiene su verdadero lugar en el universo de Batman, mostrándose incorruptible pero confiado, humano y por tanto vulnerable. La construcción de este personaje le debe mucho a “Year One” (de Frank Miller), y es un baluarte fundamental de esta entrega.

Cuarto, Rachel Dawes (Maggie Gyllenhaal). Quizá es el personaje importante más pequeño, pero no por ello menos trabajado. Es un personaje simple, claro y directo, siendo más importante por lo que representa más que por lo que hace en la historia.

Quinto, Alfred Pennyworth (Michael Caine). No hay mucho que decir, sólo que el personaje queda impecable. Es el cómplice perfecto (lo que demuestra que no se necesita a un Robin), sereno y gracioso, equilibrado y la voz de la consciencia del héroe.

Sexto, el Joker (Heath Ledger). Creí que el Joker de Nicholson era insuperable, pero me equivoqué. Y no lo digo porque Ledger esté muerto, sino porque realmente este Joker es cosa seria (aunque suene contradictorio) y muy distinto a interpretaciones previas. Combina lo cruel con lo divertido, el espanto con la burla, como para que no quede dudas de que el Joker es a la locura lo que Batman es a la noche. Inspirado en “The Killing Joke” (por el genial Alan Moore). Particularmente, no sé si se merezca o no el Oscar, pero si Bardem lo ganó el año pasado, tal vez existan algunas posibilidades.

Me encantan las películas de superhéroes, y como dije antes, ésta como que no califica como tal. Es una barbaridad, una verdadera joya. Combina lo atractivo para las masas y el compromiso con el arte.

Batman es la noche, y la noche ha llegado.


Jorge Ágreda Aliaga

Tuesday, July 15, 2008

Quedose turulato papá pato

Once y doce, Auditorio del colegio San Agustín, 12 de julio de 2008.

Cuando apareció –y sí que se hizo esperar- no nos bastó aplaudir con toda nuestra fuerza, sino que también fue imperativo, detenida la función sin ninguna culpa, hacerlo de pie durante largos minutos. Con qué facilidad el público se levanta por cualquier tontería –recordaba alguna ceremonia, y si norteamericana, más-, pero qué justificados estábamos ahora para eso. Celebrábamos a uno de nuestros ídolos y queríamos transmitirle con todo ese estruendo un gracias, maestro; gracias por su genialidad, gracias por regalarnos sonrisas y carcajadas con las cuales combatir a veces una Lima en la que solo garúa.

Con el perdón del maestro Gómez Bolaños, la obra es lo de menos. Es el pretexto que él nos da –nosotros lo tomamos más que agradecidos- para verle y disfrutarle. Lo demás, si la pieza de teatro es buena o mala (yo creo que es regular), es secundario o carece de importancia.

Chespirito representa la obra que ha escrito según las posibilidades físicas de un actor de casi ochenta años. Eso explica, para tristeza de su público, que no salga mucho en escena, mientras la acción gira entorno a otros personajes, acaso valiosos, pero absolutamente impertinentes para el fanático que reclama exclusividad. Sin embargo, no se entienda que está en declive y que asistimos a la despedida de un ancianito muy próximo al fin. Apreciamos a un autor-actor en el despliegue de su talento con los naturales límites de su edad. Está genial en el amago boxístico.

El maestro Gómez Bolaños se desenvuelve con naturalidad por el amplio escenario, y gusta de sentarse mientras dice sus parlamentos. Nos regala varios de sus gags, frases y especiales construcciones gramaticales. Él es un artista del lenguaje; emplea el castellano con soltura y autoridad. Como muchas veces lo ha hecho, aquí también las palabras tienen un papel importante, y casi protagónico en la segunda parte.

Chespirito ha tenido la cortesía de dos menciones nacionales. Pide un pisco y hay una referencia a Viviana Rivasplata. Pienso, me asalta el patriotismo, qué dirá cuando actúe en Chile, su próxima parada, ¿también querrá un pisco?

La obra consta de dos actos y un intermedio que es aprovechado por el público para comprar uno de los libros de don Roberto. La administración, inexpugnable como doña Florinda, comunica que el maestro Gómez Bolaños firmará las publicaciones en una sala de estar contigua, no libre al público. Y apúrese, usted, que solamente algunos pocos.

Terminada la función, muchos corren a la sección de los libros. La fila crece muy rápido y se pierde. Los pobres no saben que ya no habrá autógrafos, pero la aséptica voz del micrófono se encargará de eso (los fanáticos son muchas veces torpes). Chespirito ha tenido dos funciones seguidas aquel sábado y Florinda Meza, su Florinda cancerbera, le ha dicho al oído bueno que está exhausto.

Finalmente, la obra trata de…


Abraham García Chávarri


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