Friday, March 07, 2008

Café Amargo


La incursión del ejército colombiano en territorio del Ecuador ha generado una crisis en Sudamérica que no se veía, tal vez, desde el conflicto peruano ecuatoriano de 1993. Sin embargo, la coyuntura es completamente distinta. Aquella vez, el conflicto obedeció a una histórica pretensión territorial ecuatoriana, en cambio, en esta oportunidad, la tensión se ha debido a que las fuerzas armadas colombianas, con el objetivo de eliminar al número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ingresaron sin autorización en territorio ecuatoriano.

Algunos comentarios sobre éste y otros temas:

1. Hace pocos días, un diario capitalino, muy suelto de huesos, preguntaba a sus lectores si estaría de acuerdo con que Perú bombardeara territorio extranjero con el fin de eliminar terroristas. Obvia y lamentablemente, la respuesta fue abrumadoramente afirmativa.

Claro, a todos les suena lógico, hecha así la pregunta es como preguntar si estamos de acuerdo con que alguien entre a la casa del vecino para capturar al ladrón que acaba de robar en su casa: todos dirían que sí. Sin embargo, no se puede ser tan simplista, tan abiertamente manipulador.

Me pregunto, y con esa misma lógica, ¿realmente existe alguien que pueda estar de acuerdo en bombardear Chile o Brasil si supiéramos que terroristas peruanos se esconden en su territorio? ¿Alguien estaría de acuerdo con algo tan descabellado o estúpido como eso? Sin embargo (por algún menosprecio no tan oculto), y con el objeto de sesgar la idea, el ejemplo propuesto por el director del diario en mención era el de “bombardear” Bolivia. (Léase http://www.correoperu.com.pe/paginas_columna.php?columna_autor=Aldo%20Mariátegui&seccion_nota=8&nota_id=64001).

El objetivo está sobre la mesa: “defendamos el status quo con cualquier argumento, no importa lo idiota que éste sea, siempre habrá alguien igual de idiota que se lo crea”.

2. Las FARC son una organización terrorista, a mí no me queda ninguna duda de ello, pero no son las únicas. Son tan terroristas como los grupos paramilitares auspiciados por el propio Uribe, y también tan terroristas como Al Qaeda, como los bombardeos de zonas civiles en Irak por parte de los EE. UU., como el reciente atentado en Israel, como los soldados israelíes que asesinan niños palestinos, como Sendero Luminoso, como Pinochet, como el Grupo Colina, como la hiperinflación de los ochentas y otros tantos más.

Y, sin embargo, la definición de “terrorismo” ya no es la que aparece en el diccionario o la que establece la ONU, sino que depende de muchas variables y de acomodos diversos. Ahora (y creo que desde siempre), no importa lo que uno haga, sino de lado de quién se está para ser calificado como “bueno” o “malo”. Y, tales criterios, son los que les importan a nuestros “líderes” de opinión.

3. El incidente nos ha traído bastante información, que requiere un análisis un poco más profundo de lo que a primera vista se podría uno permitir.

Por ejemplo, sería estupendo que alguien nos explicara cómo, después de un bombardeo que eliminó a todos los terroristas de las FARC señalados, quedaron intactas tres laptops (sólo Dios y Uribe saben por qué en medio de la selva un comando terrorista las necesitaba) con información que incriminaría a los presidentes de Venezuela y Ecuador (como bien ha anotado César Hildebrandt en una afilada columna: http://diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=11987).

También llama a suspicacia el hecho de que las FARC presuntamente habrían adquirido cincuenta kilogramos de uranio enriquecido de parte de Venezuela (¿las nuevas armas de destrucción masiva?), o que siendo supuestamente “narco-terroristas” con un manejo importante de dinero, requieran del gobierno venezolano para que les done trescientos millones de dólares. Pero no hay tiempo para suspicacias.

Y claro, tampoco se señala que esta operación se haya llevado en precisos instantes en los que Uribe pretende re-reelegirse (cualquier parecido con la reciente historia peruana no es pura coincidencia), ni semanas después de la liberación de rehenes sin la participación del gobierno colombiano.

Tampoco se informa que aparentemente Uribe fue primo de los fallecidos capos del narcotráfico Pablo Escobar y Jorge Luis Ochoa, ni que varios de los congresistas de su partido político han sido vinculados a grupos paramilitares y al narcotráfico.

Obviamente, no se pueden decir tales cosas, porque después de todo Colombia es un aliado (¿por qué es un gobierno de derecha?, ¿por qué junto con ella, somos los engreídos de Bush en Sudamérica?, ¿por ambas razones?), y es más fácil atacar las locuras de Chávez.

El silencio es la consecuencia cuando tenemos una prensa rastrera e ignorante, con ¿periodistas? que señalan escandalizados la inflación y la especulación en Venezuela, pero se niegan a ver las atrocidades que el gobierno de EE. UU. comete en Irak.

4. Una idea muy común en los últimos días es la referente a los titiriteros y marionetas. Uno puede escuchar y leer en nuestra independiente y desinteresada prensa, que Correa, Ortega y Morales son los pobres títeres del terrible Hugo Chávez, y es cierto en mayor o en menor medida, lo son. Y, sin embargo, podemos ver que pocos han sido los que han señalado que también hay otros que merecen tales calificativos (recomiendo vivamente dos caricaturas del gran Carlín, del 5 y 6 de marzo: http://www.larepublica.com.pe/component/option,com_humor/id,31).

Seamos honestos, Uribe y otros más también son simples marionetas de un poder (económico y bélico) superior, llamado George W. Bush.

Y realmente no sé qué es peor (pero sé que ambas cosas son malas): ser marioneta de un tiranuelo con delirios de grandeza y mucho dinero y petróleo pero muy pocos modales e inteligencia, o ser marioneta de uno de los más grandes asesinos de la historia. Pero es una pregunta que no mucha gente se plantea, ¿por qué? La respuesta es obvia, después de todo, el Perú (y el sueldo de muchos periodistas) depende más que nunca del buen humor de los gobernantes de EE. UU.

Aparentemente, el impasse fue superado con un hipócrita abrazo entre Uribe y Correa, pero es mejor ahora que después, ya que en caso de un conflicto bélico, sin duda EE. UU. ingresaría a éste, en su papel del gran policía (corrupto) del mundo, que sólo ayuda a los que están de su lado y golpea a fuertes macanazos a los que no, sin importar si lo merecen.


Jorge Ágreda Aliaga

1 comment:

Anonymous said...

Sorry if I commented your blog, but you have a nice idea.

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