Tuve la suerte de ver jugar a esa pléyade de estrellas. Tenía apenas once años durante dichas olimpiadas, pero mi primo Alex López ("Gigio", para los amigos) grabó todos los partidos del Dream Team en cassettes de VHS y nos deleitamos repetidamente con su magia a lo largo de la década, hasta que las cintas se enmohecieron (ahora nos queda el consuelo de YouTube, ojalá alguien se anime a editar en DVD o Blue Ray tan recordada performance). Al igual que millones de personas alrededor del mundo, gracias al equipo soñado me aficioné al básquetbol y comencé a seguir la NBA con fruición, sobre todo mientras duró la época dorada de los inconmensurables Chicago Bulls.
La génesis del Dream Team se remonta a 1989, cuando el COI permitió que Estados Unidos presentara por primera vez una selección de básquet compuesta por profesionales (y no amateurs, como se estilaba hasta entonces). La NBA tenía entonces a su generación más talentosa, nunca antes una presea dorada anunciaba a su ganador con tanta anticipación. Pero surgieron algunos inconvenientes y la elección de la plantilla no estuvo exenta de polémica. Se dijo que Michael Jordan condicionó su presencia a que Isaiah Thomas no fuera convocado, los dolores crónicos de espalda de Larry Bird ponían en duda su participación y "Magic" Johnson fue diagnosticado como portador del virus HIV. Parecía que los dioses conspiraban contra sus émulos.
Pero nada podía impedir que el sueño se materializara y USA Basketball dio a conocer su lista de doce seleccionados, diez de los cuales serían considerados luego entre los cincuenta mejores jugadores de la historia de la NBA. Tras superar el trámite eliminatorio de Portland y con sólo un partido adicional de preparación, la irrepetible constelación se dispuso a maravillar a todo el orbe. Desde su arribo a la capital catalana, el Dream Team dejó claro que no era muy de este mundo. Los astros se negaron a hospedarse en la villa olímpica junto con el resto de atletas y eligieron instalarse en el hotel más lujoso de la ciudad acompañados por sus familiares. Sin duda, eran la atracción principal de los juegos y los medios cubrieron aparatosamente sus dos únicos entrenamientos.
Ya en competencia, el Dream Team pasó por encima a todos sus oponentes, quienes aceptaban resignados y hasta sonrientes las canasteadas que les iban propinando sus ídolos (y luego les pedían autógrafos y que se tomaran fotos con ellos). Además, el lujo y la fantasía que desplegaron los estadounidenses no habían sido vistos hasta entonces en el baloncesto internacional. El equipo de ensueño ganó contundentamente sus ocho encuentros con una diferencia promedio de 43.8 puntos sobre sus rivales y sin que su director técnico, el también legendario Chuck Daly, pidiera tiempo una sola vez. Repasemos hombre por hombre, según su número de camiseta, tan inmortal formación.
4. Christian Laettner: El mejor jugador universitario de su tiempo, devino en mediocre al pasar al profesionalismo. Aunque es muy recordado por ese detalle, el entonces estudiante de Duke no desentonó en el Dream Team.
5. David "The Admiral" Robinson: Su habilidad como centro sólo es comparable a su generoso corazón. Siempre defendió a los San Antonio Spurs y, ya veterano, pudo conseguir sus ansiados anillos de campeonato con la llegada de Tim Duncan, con quien formó las Twin Towers.
6. Patrick Ewing: Uno de los hijos predilectos de la Gran Manzana, pese a haber nacido en Jamaica. De demoledor juego interior y medio, este titán lideró a los indesmayables New York Knicks de fines de siglo y llegó a arañar la gloria.
7. Larry Bird: Jugaba tan bien que todavía se bromea que no es blanco sino despigmentado. Letal en los triples y demás tiros largos, tenía también una extraordinaria visión de juego. Ídolo absoluto de los Boston Celtics.
8. Scottie Pippen: Maravilloso jugador que podía jugar de base o alero indistintamente, además utilizaba como nadie el tablero al hacer sus lanzamientos. Los Chicago Bulls no hubieran sido lo mismo sin él.
9. Michael "Air" Jordan: El más grande de todos, versátil y capaz de decidir juegos él solo, siempre tomaba el último tiro y usualmente lo embocaba. Fue el principal culpable que muchos de sus contemporáneos no lograran ganar campeonatos.
10. Clyde "The Glide" Drexler: Otro genial escolta y espectacular finalizador de jugadas. Son inolvidables sus duelos con His Airness en los concursos de volcadas de los ochenta. En ese momento paseaba su talento por los Portland Trail Blazers.
11. Karl "The Mailman" Malone: El segundo máximo anotador en la historia de la NBA y el delantero de poder más inteligente, fuerte y hábil que ha existido. Formaba una pareja letal con John Stockton.
12. John Stockton: El mejor base armador de todos los tiempos, su récord de robos y asistencias todavía sigue vigente. Su carrera duró diecinueve temporadas, siempre fiel a su Utah Jazz.
13. Chris Mullin: Un tirador puro, de esos que ya no se ven con frecuencia. Podía lanzar con ambas manos y dejaba todo en la cancha. Jugaba en los Golden State Warriors, club donde ahora se desempeña de gerente general.
14. "Sir" Charles Barkley: Rudísimo dentro de la cancha y controversial fuera de ella, era el arquetipo del ala pívot. Su carácter intimidante y su mordaz sentido del humor hasta ahora dan que hablar. Entonces la rompía en los Phoenix Suns.
15. Earvin "Magic" Johnson: Magia pura, de no existir Jordan, él hubiera sido el mejor de la historia. El más carismático de la delegación, el de Los Angeles Lakers era ovacionado cada vez que entraba a la cancha. Hoy es todo un ejemplo de vida.
Jorge Luis Gutiérrez Torres
1 comment:
yo tmb vi jugar a esos mostros y q gran espectaculo daban en cambio ahora la nba aburre ya no es lo mismo ni lo sera
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