Friday, May 23, 2008

Contraindicaciones


El querido Octavio Paz dice, en La llama doble, que el amor cuestiona y suspende el tiempo; lo contrasta con su propia fugacidad. Pero el amor, hecho de tiempo al fin, no escapa del fracaso ni del deterioro, sino que muere o bien se transforma en algún otro sentimiento (menos fuerte, mas no por eso menos duradero). El tiempo lo destruye todo. Aplicada al amor, no es menos cierta la última frase que se lee en la película Irreversible.

La amistad no tiene esas dificultades. Es como la viejecita del ejemplo de Habermas para la tradición: cuanto más encorvada esté, tanto más fuerte. El tiempo no lesiona la amistad, y nosotros, los Evaídos, queríamos cobrar esa victoria.

En marzo de este año se cumplieron diez años de haber ingresado a la Universidad Católica, y diez años también, lo creíamos, de saludable y fuerte amistad. Por eso algunos estábamos entusiasmados con la idea de celebrar la fecha. Reunidos en mi casa, recordaríamos los inicios, las primeras bromas, los proyectos estancados o por retomar. Lamentablemente me enfermé por aquella época y tuve que postergar el día. Luego llegó abril, no mis ganas.

Si bien con altibajos, cuánto daño le hizo después esto de festejarla. A partir de allí he visto con tristeza como ha surgido entre algunos de mis amigos un conjunto de conflictos que, para ellos, la han desmoronado aparatosamente. Ahora pienso que tal vez no era un aniversario, sino una fecha de caducidad que, con ingenuidad, activamos. ¿Podrán recomponerse los afectos? Desearía decir que sí, si no conociera a mis amigos.

La amistad se impone al tiempo, pero nada la malogra más que el inocente deseo de detenerse en su aniversario. Pase, usted, mejor de largo.


Abraham García Chávarri

1 comment:

Anonymous said...

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