Thursday, June 29, 2006

Un abogado pretencioso


Algunos amigos me habían hablado de un novel director mexicano que había causado revuelo por sus escenas crudas de sexo y por su forma extraña de plantear sus películas, un tal Carlos Reygadas. Hace poco me soplé sus dos películas: “Japón” (que tranquilamente podría ser “China”, “Korea” o cualquier otro país oriental) y “Batalla en el cielo”. Me gustó mucho más la primera y su espacio rural opresivo, aunque tengo que confesar que ninguna me llegó a convencer lo suficiente. Reygadas es abogado de profesión, y eso se nota. Mas que extraña, novedosa o arriesgada, su propuesta es la de un principiante que todavía no sabe utilizar correctamente las herramientas de que dispone. Su calidad como dramaturgo es deplorable. (No sé por qué no contrata a algún guionista profesional para que escriba sus proyectos, de hecho que en México hay buenos.) Su manejo de la narrativa también es precaria (supongo que mejorará con el tiempo), lo cual hace bastante difícil seguir sus películas, al menos con interés. Muchos pasajes terminan aburriendo sobremanera, y algunos otros ni siquiera se entienden, no contribuyen, salen sobrando; como también se siente que hay partes que el director ha olvidado… u obviado intencionalmente, no sé, pero que de hecho faltan, se necesitan (tal vez por eso los otros pasajes no llegan a entenderse del todo y terminan aburriendo). Reygadas es como el niño que con juguete nuevo cree que puede hacer lo que quiera y quiere ser el centro de atención. Lo ha conseguido en parte, pues sus películas -sobre todo la última: “Batalla en el cielo”, por sus chocantes escenas de sexo oral explícito- han levantado una gran polémica.

Pero es justo reconocerle algunas virtudes. Su concepto y planteamiento visual son –de lejos- lo más rescatable, y de hecho apunta a mostrar cosas más interesantes. La secuencia final de “Japón” es prueba irrefutable de ello: esa cobertura del accidente que termina con el cuerpo de la anciana sobre los rieles puede sacar de cuadro a cualquiera. También en “Batalla en el cielo” la visual termina siendo lo más atrayente.

Sobre las escenas de sexo totalmente gratuitas, pues… dignas de una escena de Ron Jeremy o del gran Rocco, que lo hubieran hecho muchísimo mejor que sus protagonistas. Lo digo porque Reygadas no acostumbra trabajar con actores profesionales; en “Japón” no se siente tanto este amateurismo actoral, digamos que no molesta, pero en “Batalla en el cielo” sí termina convirtiéndose en un lastre: el gordo, su esposa y la prostituta están terriblemente mal, no la chuntan nunca, ni un instante.

Así es Reygadas. Ya está en el ojo de la tormenta. No hay medias tintas con él. Para algunos es un genio, para otros sólo un pretencioso novato. Muchos los aman, otros lo detestan. A mí, sinceramente, me dio mucha pena que se gaste dinero (sobre todo en Latinoamérica) en películas malas. Pero habrá que esperar más. Dicen que echando a perder se aprende…

Oscar Aybar

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