Wednesday, May 28, 2008

I me mine…


Afortunadamente -o por desgracia- siempre he sido lento para entender, siempre me he tomado todo el tiempo del mundo (como si lo tuviese) para pensar las cosas que pasan y aprender de cada una de ellas. Probablemente, en mi ignorancia sea un budista insipiente o sencillamente me guste vivir a modo pausado. Hasta donde recuerdo, todo el tiempo he disfrutado cada paso, color, sabor, sensación e incluso aroma y temperatura que he podido alcanzar con mis sentidos. Puede que por eso mi aprendizaje y memoria sean lentos, porque tiendo a acumular la mayor cantidad de información posible de un instante o momento, como si fuera una especie de satélite que recoge los datos de cada sistema por el que navega en el espacio.

Lo anterior no es más que una descripción de mi sentido de la vida, puede que no sea maduro, puede que no sea pulcro o culto en su contenido –según los estándares de calidad comúnmente aceptados-, sin embargo, me enorgullezco de su sencillez por una sola razón: Siempre he podido aceptar las cosas, los hechos y a las personas tal cual son en su plena forma de existencia, sin la necesidad de esperar algo definido de ellos o por tener algún interés especial. Simplemente quiero porque quiero.

Esto, aplicado a las relaciones humanas, creo que me ha permitido aceptar a mis amigos, familia e incluso “enemigos” en su verdadera dimensión, tal cual son, apreciándoles y sobre todo respetándoles por lo que fueron, por lo que son o por lo que quieren ser. De eso se trata todo en la vida, de un interminable cruce y entrecruce, cada cual con su propio conductor y sobre todo cronista, que percibe los hechos e información que acontecen en su vida de manera única y distinta, pero que tiende a contarlas a su modo y beneficio, recordando u omitiendo lo exacto que se ajuste al interés personal.

Si pudiera definirme con una sola palabra, esta sería: observador. Pues eso hago y he hecho siempre, añadido a eso. También, como humano que soy, estoy expuesto a mi necesidad de comunicación, de expresión; cada vez o cada cuanto que lo hago puedo sostener lo dicho ante quien lo dije e incluso ante quien no estuvo cuando lo dije, más aun si se trata de esa persona, así mismo aceptar que me equivoco y aprender algo nuevo de quien me pueda enseñar. Reconozco ser, dentro de mis expectativas, muy imperfecto aún y estar muy lejos de lo que realmente aspiro a llegar a ser como ser humano, pero me alegra mucho no haberme desconectado de mí mismo, seguir adelante sin envidias o rencores, sin olvidar a quienes me tendieron la mano y sobre todo recogiendo experiencias.

No somos nada más que seres en un constante devenir sin control real de la propia vida. Manejamos solo algunas situaciones de nuestra existencia, pero consideramos ello como el éxito en sí mismo y como prueba de la realización personal. No obstante, en realidad, no dejamos de ser algo ínfimo ante lo inconmensurable del universo, frente a lo cual lo único valioso que tenemos son nuestros recuerdos, nuestras sensaciones y sobre todo nuestros afectos. Como dijo mi abuela antes de morir: “Hijos, de nada les va a servir acumular el dinero, conocer gente famosa que cuando sean viejos nadie sabrá quienes son, ni buscar la fama o aparecer en libros y periódicos que nadie leerá o que con el tiempo serán reemplazados por otros. Cuando estén por morir, como yo, se darán cuenta de que nada de eso se van a llevar y lo único que tendrán en su lecho con ustedes serán sus recuerdos, recuerdos de las comidas que probaron, los lugares que vieron, las cosas que sintieron, los afectos que recibieron, pero, sobre todo y más importante, el cariño y respeto que dieron a los demás”.

Probablemente nadie encuentre sentido a lo que escribo hoy, incluso uno que otro por ahí encontrará más de una forma de obtener risas con ello. Sin embargo, solo trato de acusar el hecho de que muchas veces encubrimos una inmensa soberbia dentro de una falsa modestia. ¿Señores, qué se le hace? No se puede culpar al cerdo por tener el cuello corto, solo apreciarlo porque, al menos, servirá para hacer chicharrón (algo bueno siempre se aprende y se saca de todo… quizá hasta de este texto también).


Ricardo Castellanos Habich

1 comment:

Anonymous said...

Yugs, daw nabasahan ko naman ni sa iban nga blog?

BlogsPeru.com